Un día buscando una bolsa me encontré la que el vendedor de la Pomme de Reinette me había dado y me trasladé inmediatamente al número 33 de la rue de l’Aiguillerie.
En este espacio antiguo todo es mágico, los juguetes de madera, las cajas de música, los trucos de mago, las figuras de personajes de cómics, los regalos especiales, como la pluma con tinta invisible que le regalé a mi sobrina, y, sobre todo, su dueño.
Mientras pagaba comenzamos a hablar de la importancia de la caligrafía y la escritura para ordenar nuestros pensamientos, de la pena que nos daba que la filosofía y la literatura sean consideradas asignaturas de poco valor práctico… me hubiera quedado horas hablando con él.
Si entras en la tienda, es mejor que no vayas con prisa porque detrás de una sala hay otra, y detrás otra, y después de las escaleras otra… como si fuera una muñeca rusa llena de tesoros valiosos.
33, rue de l’Aiguillerie, Montpellier